jueves, 30 de octubre de 2014

José


Hace unos días intentaste adelantar tu jugada, pero la posición no estaba sólida y no pudiste evitar la fuga de la partida. Te fuiste como llegaste, casí sin que se notatra que la mano venía difícil. Siempre contagiaste el optimismo irreverente de los que tienen la convicción, de que lo último que nos queda son los ideales. Ilusión de los días de la juventud que se fueron asentando con la madurez y que no doblegó jamás los sinsabores de la vida cotidiana o los fracasoso inevitables. Fuiste un fiel amigo y río contagioso para nuestro Programa de ajedrez. Eras la ocasión para el debate, la salida risueña, la sentencia fundada,el recorrido histórico,la memoria de la política argentina, los prejuicios y las antipatias, pero cono una especie de destino fatal que la acción de los hombres justos habría de redimir. Tenías la mirada puesta en el pasado y desde ahí soñabas tu propia vida y rescatabas el reflejo de los días limpidos de los apegos fieles y leales. Te vamos a extrañar José, te estoy extrañando. De tí la palmada que calma, la palabra que acompaña, la presencia bonachona que nos dice que nunca estaremos solos. Nos acompañan tus sueños y los que heroicamente permanecieron en la convicción de sus mejores intenciones y que tu rescatabas sin dobleces, acomodos, ni segundas vueltas.
Adios amigo 

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